lunes, 29 de septiembre de 2014

Las cuatro y diez.

No soy fan de Aute, aunque le reconozco buenas canciones, muy especialmente esta, perteneciente al álbum "Rito", de 1973.



He recordado a Luis Eduardo Aute al toparme con una de esas reflexiones que uno no puede sino compartir: "La mayor riqueza que tiene un país es la cultura, eso lo hace más libre. Un país será más libre en cuanto sea más culto. Es difícil que exista un país culto que se haya sometido a una tiranía. Yo creo que es la gran riqueza del colectivo humano, la cultura, pues es lo que lo diferencia de las bestias. Es el deseo de conocimiento".
 
La canción es sencilla y poco pretenciosa. Ahí reside su encanto.  
 
Fue en ese cine, ¿te acuerdas?,
en una mañana al este de Edén,
James Dean tiraba piedras
a una casa blanca; entonces, te besé.
Aquella fue la primera vez,
tus labios parecían de papel
y ,a la salida, en la puerta,
nos pidió un triste inspector nuestros carnets.
Luego volví a la academia
para no faltar a clase de francés,
tú me esperaste hora y media
en esta misma mesa, yo me retrasé.

¿Quieres helado de fresa
o prefieres que te pida ya el café?.
Cuéntame como te encuentras,
aunque sé que me responderás: "muy bien".
Ten esta foto, es muy fea,
el más pequeño acababa de nacer.
Oiga, ¿me trae la cuenta?.
Calla, que fui yo quien te invitó a comer.
No te demores, no sea
que no llegues a la hora al almacén;
llámame el día que puedas,
date prisa que ya son las cuatro y diez.