viernes, 23 de mayo de 2014

Las vidas de las imágenes.



La editorial Luces de Gálibo ha publicado una nueva obra del amigo Jorge Sánchez, titulada “Las vidas de las imágenes”. Manteniendo el sello personal de su anterior trabajo, “Bajo la lluvia”, Jorge ha creado una serie de poemas a través de los cuales reflexiona sobre un cambio trascendente que el autor percibe en la relación entre lo visual y lo humano, así como sobre la supremacía contemporánea de la imagen. “Hubo un tiempo”, nos dice, “en el que las imágenes habitaban el mundo de los hombres. En esta época que nos ha tocado vivir son los hombres quienes se alojan en el mundo de las imágenes”.

Nos encontramos en “Las vidas de las imágenes” una poesía de lectura más cómoda, en relación con la referida “Bajo la lluvia”, aunque honda e intensa, una poesía que a veces te conmueve y a veces te agita, pero que nunca te deja impasible, que siempre interesa. Por la obra desfilan personajes y obras cinematográficas de muy diversa índole (El acorazado Potemkin, Apocalypse Now, Sin Perdón, Matrix, Blade Runner, El tercer hombre, Alien, La noche del cazador, La lista de Schindler, Toy Story...) que Jorge interpreta, reinterpreta, desmitifica... presentándonos su pensamiento de manera accesible pero también sin concesiones (da la sensación de que de ninguna manera ambiciona el aplauso fácil) y sin eludir el compromiso social (espléndida “La salida de la fábrica”, a la que pertenece el siguiente fragmento).


“(...) Lo que nadie pareció advertir
fue que, al tiempo que los obreros
salían de la fábrica
bajo la dirección del operador de cámara
(que disponía la frecuencia de su paso bajo el portón),
las imágenes también comenzaban
a salir de su reclusión (...)”

 
Enhorabuena a Jorge, a quien nos comprometemos a seguir en su trayectoria con el próximo “Contra Visconti”.

La forma sonata como estrategia compositiva.

 
Ya hablamos en su día de Così fan tutte, la ópera de Mozart subtitulada La scuola degli amanti  (Así hacen todas o La escuela de los amantes), que comienza cuando Ferrando y Guglielmo, dos jóvenes oficiales convencidos de la fidelidad de sus novias, Dorabella y Fiordiligi, aceptan el reto que les plantea Don Alfonso: apostar por la fidelidad de sus amadas. Los jóvenes fingen marchar a la  guerra, vuelven disfrazados de albaneses y cada uno hace la corte a la novia del otro. Del juego  picaresco surgen nuevas parejas. Probada la traición amorosa, al final son las dos mujeres las engañadas. "Así hacen todas", resume Don Alfonso antes de volver a juntar las parejas ‘correctas’ con la duda de si no habrían sido más felices las parejas "equivocadas". 
 
Tengo especial aprecio por esta ópera, que a veces ha sido considerada poco importante y tiene, sin embargo, unos momentos hermosísimos y musicalmente magníficos. Comprobémoslo con este duetto del acto primero en el que Dorabella y Fiordiligi hablan de sus prometidos y en el que Mozart demuestra cómo se puede componer una sonata sin tener en cuenta lo temático y solo como estrategia compositiva: una exposición que modula a la dominante, un desarrollo con un dramático punto culminante y una sección final, el allegro, que que representa, sin reexponer, una evidente resolución. Una sonata que no es sonata pero funciona como tal. O lo que es lo mismo: la maestría de Mozart. En la grabación, Gundula Janowitz es Fiordilligi y Christa Ludwig Dorabella. Dirige Karl Böhm.