lunes, 12 de mayo de 2014

Salomé.

Gustave Moreau (1826-1898). La aparición. París, Museo de Orsay,

“La Aparición” de Moreau, el del "silencio apasionado", que diría su alumno Matisse, representa a Salomé quien, según los Evangelios, hechizó con su baile al gobernador Herodes, esposo de su madre, Herodías, y obtuvo en recompensa la cabeza de Juan Bautista.

Julián del Casal, escritor cubano, escribió una Salomé que fue muy celebrada por el propio Moreau, con quien mantuvo una estrecha relación personal y epistolar, y por Paul Verlaine, y una de las más apreciadas del simbolismo.


"(...) con veste de brocado
estrellada de ardiente pedrería,
al dulce son del bandolín sonoro,
Salomé baila, y en la diestra alzado,
muestra siempre, radiante de alegría,
un loto blanco de pistilos de oro".

 
Richard Strauss compuso su Salomé sobre un libreto de Hedwig Lachmann basado en la obra teatral de Oscar Wilde. Se estrenó en Dresde en 1905. Dejo aquí una versión con la imponente Nina Stemme en la escena final de la ópera. Toda una fuerza de la naturaleza, la sueca.
 
SALOME
Ah! Ich habe deinen Mund geküßt,
Jokanaan.
Ah!
Ich habe ihn geküßt, deinen Mund,
es war ein bitterer
Geschmack auf deinen
Lippen.
Hat es nach Blut geschmeckt?
Nein? Doch es schmeckte vielleicht
nach Liebe.
Sie sagen,
daß die Liebe bitter schmecke.
Allein was tut’s? Was tut’s?
Ich habe deinen Mund geküßt,
Jokanaan.
Ich habe ihn geküßt, deinen Mund.
HERODES
(zu Soldaten)
Man töte dieses Weib!
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SALOMÉ
¡Ah!
He besado tu boca,
Jokanaán.
¡Ah!
He besado tu boca,
había un sabor amargo en tus labios.
¿Era el sabor de la sangre?
¡No!
Tal vez no era sino
el sabor del amor.
Dicen que el amor
tiene un sabor amargo.
Mas, ¿qué importa?, ¿qué importa?
He besado tu boca,
Jokanaán.
Yo he besado tu boca.
HERODES
(girándose y mirando a Salomé)
¡Matad a esa mujer!