viernes, 23 de mayo de 2014

La forma sonata como estrategia compositiva.

 
Ya hablamos en su día de Così fan tutte, la ópera de Mozart subtitulada La scuola degli amanti  (Así hacen todas o La escuela de los amantes), que comienza cuando Ferrando y Guglielmo, dos jóvenes oficiales convencidos de la fidelidad de sus novias, Dorabella y Fiordiligi, aceptan el reto que les plantea Don Alfonso: apostar por la fidelidad de sus amadas. Los jóvenes fingen marchar a la  guerra, vuelven disfrazados de albaneses y cada uno hace la corte a la novia del otro. Del juego  picaresco surgen nuevas parejas. Probada la traición amorosa, al final son las dos mujeres las engañadas. "Así hacen todas", resume Don Alfonso antes de volver a juntar las parejas ‘correctas’ con la duda de si no habrían sido más felices las parejas "equivocadas". 
 
Tengo especial aprecio por esta ópera, que a veces ha sido considerada poco importante y tiene, sin embargo, unos momentos hermosísimos y musicalmente magníficos. Comprobémoslo con este duetto del acto primero en el que Dorabella y Fiordiligi hablan de sus prometidos y en el que Mozart demuestra cómo se puede componer una sonata sin tener en cuenta lo temático y solo como estrategia compositiva: una exposición que modula a la dominante, un desarrollo con un dramático punto culminante y una sección final, el allegro, que que representa, sin reexponer, una evidente resolución. Una sonata que no es sonata pero funciona como tal. O lo que es lo mismo: la maestría de Mozart. En la grabación, Gundula Janowitz es Fiordilligi y Christa Ludwig Dorabella. Dirige Karl Böhm.
 

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