jueves, 30 de mayo de 2013

La gitanilla

La gitana. Franz Hals.


Cuando Preciosa el panderete toca
y hiere el dulce son los aires vanos,
perlas son que derrama con las manos,
flores son que despide con la boca.

Suspensa el alma, y la cordura loca,
queda a los dulces actos sobrehumanos,
que, de limpios, de honestos y de sanos,
su fama al cielo levantado toca.

Colgadas del menor de sus cabellos
mil almas lleva, y a sus plantas tiene
amor rendidas una y otra flecha.
Ciega y alumbra con sus soles bellos,
su imperio amor por ellas le mantiene,
y aún más grandezas de su ser sospecha.


Pese a que siempre ha valorado la poesía de Cervantes muy por debajo de su prosa, es especialmente encantador este Soneto de La gitanilla perteneciente a sus Novelas ejemplares.