lunes, 18 de marzo de 2013

Cavalleria Rusticana y El Padrino III.

 
 
 
 
Pietro Mascagni es el autor de Cavalleria Rusticana (1890), claro ejemplo del verismo de finales del XIX, un movimiento que pretendía acercar la ópera al pueblo y reflejar con realismo (en italiano vero significa verdadero) las distintas situaciones sin idealizaciones románticas. Cavalleria Rusticana nos sitúa en Sicilia a finales del XIX, presentándonos un trágico triángulo amoroso con dos mujeres enamoradas de un mismo hombre. El intermezzo, que formaba parte de la ópera, con el tiempo, se independizó, convirtiéndose enseguida en una de las piezas más populares y más interpretadas en concierto. Dentro del argumento de la ópera, el intermezzo coincide con la proclamación de venganza de Alfio (marido) contra Turiddu (amante), con todo el pueblo en la iglesia y la plaza vacía.
 
 
 
El gran Francis Ford Coppola aprovecha esta obra para cerrar su genial trilogía sobre la familia Corleone en El Padrino III de una forma magistral. La trama vaticana se complementa con la representación de Cavalleria Rusticana en Palermo, donde el hijo de Michael (Pacino), Anthony, interpreta el papel protagonista: el del amante Turiddu, con su familia presenciando la representación en el palco.
 
Mientras suena la ópera (Vincent Mancini, hijo de Sonny Corleone, ha ordenado que dos guardaespaldas estén de guardia durante el espectáculo para evitar el asesinato de su tío), se suceden las muertes y los ajustes de cuentas, tanto dentro como fuera de la Casa de la Ópera de Sicilia (Connie envenena a Don Altobello con una caja con dulces, el Arzobispo Gilday es asesinado en su iglesia -antes, había envenado al nuevo Papa con una taza de té envenenada-, Lucchesi, el director de la junta de Inmobilaire, es apuñalado con sus gafas y el banquero suizo Kienzig asfixiado y colgado en el balcón de su oficina) hasta que el programado asesinato de Michael sufre un inesperado cambio en el guión y es Mary, su hija, la que recibe el tiro del sicario, disfrazado de sacerdote, contratado por Don Altobello, a la salida del teatro, en la escalinata. Entonces escuchamos el intermezzo, que acompaña el desgarrador momento en el que Kay (Diane Keaton) abraza a su hija muerta y Michael intenta exteriorizar su pesar sin conseguirlo hasta que, por fin, un grito de dolor emerge de su garganta, el dolor de un padre que ve cómo todo lo que ha conseguido se queda en nada ante un desenlace que nadie habría imaginado, en una interpretación sublime y conmovedora. Tras esto, varios flashbacks, siempre con el intermezzo de fondo, nos recuerdan momentos anteriores en la vida de Michael: el baile con su hija durante la fiesta, con Kay después del bautizo de su hijo, con Apollonia en Sicilia…hasta que vemos a un anciano Michael Corleone muere, sentado, en el jardín de la casa de Don Tomassino.
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario