martes, 4 de diciembre de 2012

Aprenderé a nadar




“Alguien dijo que desde el momento en que uno tiene vida interior, ya está llevando una doble vida. Las palabras, como manadas de peces, pululan en nuestra cabeza y se agolpan en las cuerdas vocales, pugnando por salir y por ser escuchadas por los demás. Y, a veces, se pierden en ese camino entre la cabeza y la garganta. Esta película trata de todas esas palabras perdidas, que durante mucho tiempo vagan en un limbo de silencio (y malentendidos y errores y pasado y dolor) y un día salen a borbotones y cuando empiezan a salir ya nada puede pararlas.” (Isabel Coixet).

 

Hanna:

-Te han dejado una buena cicatriz.

 

Josef:

-Sí, ¿verdad? Me han dicho que me quedará mejor de lo que parece. Que la enfermera que me cuidó hizo un buen trabajo.

 

Hanna:

-Bien.

 

Josef:

-Han cerrado la plataforma.

 

Hanna:

-¿Sí? ¿Adónde ha ido todo el mundo?

 

Josef:

-Nos han ofrecido trabajo en Chile. Simón va a volver a intentar lo del restaurante.

 

Hanna:

-Chile…

 

Josef:

-Yo no sé qué hacer todavía, lo estoy pensando.

 

Hanna:

-Bien.

Josef:

-Y… he pensado que… bueno… en fin… que tú y yo… quizá podríamos ir a algún sitio uno de estos días, hoy mismo… En fin, si no tienes otra cosa que hacer.

 

Hanna:

-No. Creo que no va a ser posible.

 

Josef:

-¿Por qué no?

 

Hanna:

-Porque tengo miedo de que si vamos juntos tú y yo a un sitio uno de estos días, quizás hoy no, quizá mañana tampoco… Sólo un día de repente… puede que empiece a llorar y llore tanto, tanto, tanto, que nada ni nadie pueda pararme, y las lágrimas llenen la habitación y me falte el aire y… y… te arrastre conmigo y nos ahoguemos y…

 

Josef:

-Aprenderé a nadar, Hanna, te lo prometo, aprenderé a nadar.