jueves, 27 de diciembre de 2012

Elogio del vino (blanco) y “El hijo de la novia”.

Hoy quería hablar de la (estupenda) película de Juan José Campanella “El hijo de la novia”. Pero de repente he recordado una escena de la película en la que el personaje que interpreta Ricardo Darín, propietario de un restaurante, discute con quien debe mandarle el vino y le dice “…también mándeme un par de cajas de vino blanco, que siempre hay alguien con mal gusto que lo pide”. He pensado, rememorando la escena, que el vino blanco suele ser injustamente poco valorado y por ello he decidido aprovechar esta misma entrada para romper una lanza en su favor, al tiempo que recomiendo vivamente tanto la película referida, de la que dejo aquí la preciosa escena en la cual Nino Belvedere (Héctor Alterio) recuerda a su esposa Norma (Norma Aleandro), como un vino joven del Somontano denominado“Clarión”, vino de autor de la bodega “Viñas del Vero” elaborado con Gewürztraminer y Chardonnay de distintos viñedos, con aroma frutal (de cítricos y tropicales) y amielado, persistente, goloso y equilibrado. Un vino casi redondo que seguro habría sido del gusto de Nino y Norma.


 


jueves, 20 de diciembre de 2012

Sobredosis de Perdición


 
"Era una tarde calurosa y aún recuerdo el olor a madreselva en toda la calle. ¿Cómo no supe que a veces el asesinato huele a madreselva?".

(Voz en off de Walter Neff -F. MacMurray-).

 -"¿Por qué no disparaste otra vez, nena?. No digas que porque me amaste todo el tiempo.".

-"No, nunca te he querido, Walter, ni a ti ni a nadie. Estoy podrida hasta la médula. Te utilicé, como has dicho. Sólo has sido eso para mí... hasta hace un momento... cuando no he podido disparar por segunda vez. Jamás pensé que pudiera pasarme a mí".

-"Lo siento, no me lo trago".

-"No te pido que te lo tragues, sólo que me abraces".

-"Adiós, nena".

(Conversación entre Walter Neff -F. MacMurray- y P. Dietrichson -B. Stanwick-).

 
-"Yo me siento y hago punto".

-"¿Y para eso se ha casado?".

-"A lo mejor me gusta cómo me sostiene la lana".

-"Si alguna vez se cansa..... Pero conmigo no haría punto".

-"Ah, ¿no?".

-"Le aseguro que no".

(Conversación entre Walter Neff -F. MacMurray- y P. Dietrichson -B. Stanwick-).

 
 
 

"Perdición", de Billy Wilder, es una de las mejores muestras de cine negro. Otro grande, Woody Allen, la homenajea en la fantástica “Misterioso asesinato en Manhattan”. Casi al principio, los personajes de Woody Allen y Diane Keaton van al cine para ver PERDICIÓN. Cuando regresan, se encuentran con la muerte de la vecina y Diane Keaton decide comenzar a investigar. Es entonces cuando Allen le dice: "Madre mía, lo que tú tienes es sobredosis de Perdición".
 
 
 
 

lunes, 17 de diciembre de 2012

Absenta, el afrodisíaco del alma.


  • DRÁCULA: " Absenta; es el afrodisíaco del alma. El hada verde que vive en la absenta quiere tu alma, pero tú estás a salvo conmigo. "

  • MINA: "Háblame, príncipe, háblame de tu hogar. "

  • DRÁCULA: "El lugar más hermoso de toda la creación."

  • MINA: "Sí, tiene que serlo. Una tierra más allá de un bosque grande y vasto, rodeada de montañas majestuosas, ubérrimos viñedos, flores de tal fragilidad y belleza como no se encuentran en ningún sitio."

  • DRÁCULA: "Has descrito mi lugar como si lo conocieras perfectamente."

  • MINA: "Es tu voz, tal vez. Es tan familiar. Es... como una voz en un sueño que no puedo situar, y me conforta..."

  • AMBOS: "…cuando estoy a solas."

  • MINA: "¿Y qué me cuentas de la princesa?"

  • DRÁCULA: "¿Princesa?"

  • MINA: " Siempre hay una princesa con deslizantes vestidos bancos y su rostro, su rostro es un río. La princesa es un río lleno de lágrimas de tristeza y congoja."

  • DRÁCULA: " Hubo una princesa,...Elisabetta. Era la mujer más radiante de todos los imperios del mundo. El engaño humano se la arrebató a su antiguo príncipe, saltó hacia su muerte en el río del que has hablado. En mi lengua materna se le llama Arges: río, Princesa. "

 

La escena de la absenta es una de mis favoritas de la obra maestra de Coppola, “Drácula de Barm Stoker”, con la impresionante banda sonora de Wojciech Kilar. Curiosamente, también siento debilidad por el cuadro “La bebedora de absenta” de Edgar Degas. Poco más tienen en común, aunque es cierto que Bram Stoker y Degas fueron coetáneos.

De Degas se ha dicho que es el pintor más superficialmente ligado a los impresionistas y el que termina en unas posiciones más alejadas de sus supuestos. Al contrario que éstos, Degas considera que la forma tiene valor en sí misma y no como motivo cambiante según las condiciones que percibe nuestra retina. Su interés plástico por el movimiento, expresado a través del tema de las bailarinas, le permitió investigar el cuerpo humano y el problema de la forma en el espacio.

 


A las complejidades planeadas en sus lienzos se añaden sorprendentes ángulos de visión en la captación de las formas, bajo el influjo evidente del enfoque que proporciona la cámara fotográfica y de la estampa japonesa, elementos que en Degas tuvieron mayor incidencia que en el resto de pintores impresionistas. En este sentido, corta las escenas de manera aparentemente arbitraria y los puntos de vista de sus composiciones son insospechados y novedosos, con picados o contrapicados y diagonales marcadas. Es un pintor de figuras, aunque su interés en ellas se centra en el estudio del movimiento instantáneo de la luz así como del propio cuerpo.

En su última época, abandona la técnica impresionista, evolucionando hacia la reconstrucción formal. Emplea preferentemente la técnica del pastel, que le permite una mejor captación de la instantaneidad y de las calidades táctiles y que le lleva a una recuperación progresiva de los volúmenes. Esta preocupación determina que en su última etapa se dedique a la escultura, en esa búsqueda del volumen. La bebedora de absenta (1899) es una de las obras más sugerentes de Degas. con la soledad como tema y como sentimiento, la figura de la bebedora no es elegante como las bailarinas y su mirada parece perdida posicionada ante el vaso de absenta, la bebida del París de las vanguardias.

martes, 4 de diciembre de 2012

Aprenderé a nadar




“Alguien dijo que desde el momento en que uno tiene vida interior, ya está llevando una doble vida. Las palabras, como manadas de peces, pululan en nuestra cabeza y se agolpan en las cuerdas vocales, pugnando por salir y por ser escuchadas por los demás. Y, a veces, se pierden en ese camino entre la cabeza y la garganta. Esta película trata de todas esas palabras perdidas, que durante mucho tiempo vagan en un limbo de silencio (y malentendidos y errores y pasado y dolor) y un día salen a borbotones y cuando empiezan a salir ya nada puede pararlas.” (Isabel Coixet).

 

Hanna:

-Te han dejado una buena cicatriz.

 

Josef:

-Sí, ¿verdad? Me han dicho que me quedará mejor de lo que parece. Que la enfermera que me cuidó hizo un buen trabajo.

 

Hanna:

-Bien.

 

Josef:

-Han cerrado la plataforma.

 

Hanna:

-¿Sí? ¿Adónde ha ido todo el mundo?

 

Josef:

-Nos han ofrecido trabajo en Chile. Simón va a volver a intentar lo del restaurante.

 

Hanna:

-Chile…

 

Josef:

-Yo no sé qué hacer todavía, lo estoy pensando.

 

Hanna:

-Bien.

Josef:

-Y… he pensado que… bueno… en fin… que tú y yo… quizá podríamos ir a algún sitio uno de estos días, hoy mismo… En fin, si no tienes otra cosa que hacer.

 

Hanna:

-No. Creo que no va a ser posible.

 

Josef:

-¿Por qué no?

 

Hanna:

-Porque tengo miedo de que si vamos juntos tú y yo a un sitio uno de estos días, quizás hoy no, quizá mañana tampoco… Sólo un día de repente… puede que empiece a llorar y llore tanto, tanto, tanto, que nada ni nadie pueda pararme, y las lágrimas llenen la habitación y me falte el aire y… y… te arrastre conmigo y nos ahoguemos y…

 

Josef:

-Aprenderé a nadar, Hanna, te lo prometo, aprenderé a nadar.