miércoles, 19 de septiembre de 2012

La mariposa besó al colibrí



“Las verdades elementales caben en el ala de un colibrí”, decía el poeta José Martí.
 
Pequeño, pero elegante y casi mágico, capaz de volar hacia adelante, hacia atrás, hacia arriba y hacia abajo, el colibrí representa, en algunas culturas, al intermediario que salva a la humanidad del hambre. En la civilización maya, el sol se disfrazaba de colibrí para seducir a la luna.
 
Pocas imágenes pueden ser tan sugerentes como la de la mariposa besando al colibrí, idea que aparece en una canción del año 92 del cantautor cubano Silvio Rodríguez titulada “Abracadabra”. Desconozco si la utilizó como metáfora de lo milagroso que resulta encontrar el amor verdadero (el hombre más afortunado que pisa esta tierra es aquel que encuentra el amor verdadero, aseguraba el Conde Drácula cuando, en la obra maestra de Ford Coppola, veía en Mina Harker la reencarnación de su amada Elisabetha) o como ejemplo de la dificultad que entraña modificar las cosas y de lo importante que es seguir creyendo que es posible. En cualquier caso, me sirve para el propósito de bautizar este nuevo cuaderno virtual en el que tendrá cabida todo aquello que, de una u otra forma, me emociona, me seduce o sencillamente me provoca el impulso de compartirlo.
 


 
Abracadabra,
curandera mi palabra,
todo mal pone bien,
sana del odio y vacuna también.
 
Abracadabra,
siga la pata en su cabra,
girasol, alhelí,
la mariposa besó al colibrí.
 

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